La Santa Faz

¡Hola enamorados de Alicante!

Este año 2021, debido a la situación pandémica provocada por el Covid-19, no se ha podido celebrar la romería de la Santa Faz, que para los alicantinos es la fiesta religiosa más importante. Por lo que con este contenido queremos que sirve como homenaje a la nostra tradició, para que podamos entender el origen y la importancia de la Santa Faz para la ciudad de Alicante

Pero antes que nada, os tengo que decir que cuando me planteé hacer este post, me pareció un tema muy complicado de investigar, pero sobre todo de tratar, ya que son temas de fe. La tradición surge alrededor de muchos milagros, quizás difíciles de creer para los escépticos. Así que he decidido, como siempre, ceñirme a los textos históricos y a las crónicas que han llegado hasta nuestros días.

La Santa Faz, es el velo que utilizó una mujer llamada Verónica para limpiar el rostro ensangrentado y sudado de Jesucristo, cuando este iba camino del calvario, como ese velo estaba doblado en 3 partes al desdoblarlo aparecieron 3 rostros de Jesucristo, uno está en Roma, otro en Jaén y otro en la pedanía alicantina de La Santa Faz.

Pero, ¿por qué? ¿Por qué una reliquia tan importante para el catolicismo está custodiada en una pequeñísima pedanía en Alicante, en vez de en otras iglesias o catedrales más importantes?

De eso vamos a hablar hoy de cómo llegó la Santa Faz a Alicante, de cómo surgió la tradición de la romería de la Santa faz que se celebra dos jueves después de la Semana Santa, pero sobre todo, y más importante os voy a contar para mí, cuál es el verdadero milagro de la Santa Faz.

Milagros que rodean a la Santa Faz

La Santa Faz estaba custodiada en Jerusalén pero tras las amenazas de destrucción que recibía constantemente se decició trasladar a Chipre y después a Constantinopla para ser custodiado. Sin embargo, de nuevo con el tiempo y por las guerras entre cristianos y musulmanes, se llevó a Roma, concretamente al Vaticano.

Una epidemia de peste asolaba Venecia en 1478, por lo que las autoridades venecianas le pidieron al papa que les enviasen una reliquia a la cual poder encomendarse. Así, el Papa Sixto IV, cedió a un Cardenal para que la llevase a Venecia a curar la peste.

Cuando la peste desapareció, los venecianos se quedaron tan impresionados que no querían devolver el velo. Algo que al Papa no le hizo ninguna gracia y les amenazó con excomulgarles, enviando a otro cardenal para recuperar la santa faz. Sin embargo, cuando llegó a Roma, el Papa había fallecido por lo que el cardenal se queda la reliquia.

Poco tiempo después, este cardenal se la entrega a un cura llamado Mossen Pedro Mena que se encontraba en Roma y que a su vez era párroco de la Iglesia de San Juan de Alicante. Sin embargo, todo parece apuntar que Mena no tenía verdadero conocimiento de la reliquia, ya que cuando vuelve a San Juan, la guarda en un baúl, debajo de su ropa. Y qué sorpresa se llevó cuando al abrir el baúl, encontró la imagen de la Santa Faz arriba del todo. Así que el párroco la colocó en el altar mayor de la iglesia de San Juan para que los feligreses pudiesen rezarle.

El milagro de la Lágrima

En 1489 una sequía asolaba Alicante y su huerta, y, ante la necesidad de agua, se realizó una procesión o romería desde la iglesia de San Juan hasta el convento de Los Ángeles para pedirle a la virgen y a Dios que lloviera. Y, al día siguiente de la procesión, llovió. Así que 8 días después decidieron salir en procesión de nuevo para agradecerle a Dios y a la Virgen que hubiesen oído sus plegarias. Pero esta vez, Pedro Mena decidió llevar consigo a la Santa Faz, durante la procesión.

Una vez que la procesión estaba pasando por el barranco de Lloixa, más o menos donde está hoy en día el monasterio de la santa faz, Mena sintió que la Santa Faz tiraba de él y que esta pesaba mucho por lo que no podía mantener el velo en sus brazos. A lo que Mena se giró cuando de repente, vieron como del velo, en concreto del ojo de la cara de Jesús brotó una lágrima brillante que le cayó hasta la mejilla y se congeló, quedándose plasmada hasta nuestros días en el velo. Y a este milagro se le conoce como el milagro de la lágrima. 

Veneración hacia el Milagro de la Lágrima

Los feligreses que estaban presenciando este milagro, corrieron a anunciar lo sucedido a las personalidades más importantes y al clero de los alrededores. La gente conmovida por el milagro salió al encuentro de la procesión. Es decir, en este momento se realizó la primera romería desde Alicante hasta la Santa Faz.

Cuando la procesión por fin llega al convento de los Ángeles, el fraile Bendicho, decidió hacer una misa, pero como había tanta gente y no cabían en la iglesia, decidió predicar al aire libre. Al final de la misa, pidió a todos que el viernes siguiente volviesen con los rezagados que aún no se habían enterado del milagro para hacer otra misa.

A la semana siguiente Bendicho cogió la imagen de la Santa faz y la levantó para enseñársela a la gente. Cuando de repente apareció una gran nube negra sobre el recinto. La nube se alargó sobre Bendicho como si quisiese engullirle, incluso algunos dijeron que el fraile levitó. Pero eso no era todo, sino que también aparecieron dos imágenes con la cara de cristo idénticas a la Santa Faz. Una vez que Bendicho volvió a tierra firme, le volvió a pedir a la gente que ocho días más tarde volviesen para alabar a Dios por este milagro. Y fue en ese momento en el que la nube negra se alargó en cuatro partes en forma de cruz y se puso a llover de manera bastante torrencial.

Por supuesto, allá que volvieron los feligreses pero esta vez venían de toda la comarca . Una vez allí, de repente vieron como si el cielo estuviera abierto y de él salió una gran cruz con los colores del arcoíris que permaneció en el cielo hasta que todos se fueron del convento.

Y, por todos estos milagros, un noble llamado Miguel Pascual decidió donar los terrenos en los que sucedió el milagro de la lágrima para la construcción del Monasterio de la Santa Faz, que se construyó en 1490, aunque fue reconstruido después en el siglo XVIII. Y, en torno a este se irían levantando algunas casas, naciendo así el caserío de la Santa Faz.

La tradición crecía y crecía, pero había un problema el 17 de marzo siempre caía en cuaresma tiempos de ayuno, vigilia y oración que no casaban bien con los festejos de la romería y el mercadillo, así que en 1663 se trasladó la fecha de celebración, al segundo jueves después del jueves Santo.

Milagros o casualidades cívicas

Título de ciudad

En aquel momento llevaban años negociando el título de ciudad de Alicante, que hasta entonces era una villa. De hecho, uno de los negociadores fue Miguel Pascual, decidió apoyarse en la Santa Faz para negociar el título, y, al año siguiente en 1490, Fernando el Católico nos concedió, el ansiado título de ciudad de Alicante.

Es más en 1518 el ayuntamiento consigue patronazgo sobre el monasterio, es decir, este y la reliquia pasan a manos del pueblo. De hecho, algunas décadas después de los milagros, nacería una feria de comerciantes que con el tiempo cogió importancia y perdura hasta hoy.  Y con el tiempo se añadieron tradiciones que ni siquiera eran religiosas como llevar cañas de azúcar o las paraetas a mitad de camino con mistela y rollitos.

La última voluntad del primer hombre que dio la vuelta al mundo

La Santa Faz se hizo internacionalmente famosa, tanto es así que Juan Sebastián el Cano, sí, el primero en dar la vuelta al mundo, decidió dejar en testamento 30 ducados de oro, 24 para las monjas clarisas que custodiaban el monasterio y 6 para una persona que hiciese la peregrinación de la Santa faz por él, ya que se encontraba en su lecho de muerte. La promesa no se cumplió y quedó en el olvido, pero 400 años después un alicantino descubrió su testamento y el 20 de abril de 1944 se realizó la última voluntad de Juan Sebastián el Cano.

Reconomiento a nivel mundial

Se hicieron frecuentes las visitas de nobles y personajes ilustres provenientes de diferentes partes de España y del mundo. Y, a cambio de una donación al convento pedían llevarse un trocito de la Santa Faz, y trocito a trocito se redujo el tamaño del velo considerablemente, así que las autoridades, tanto municipales cómo religiosas prohibieron tocar el paño y empezó la protección a través de tabernáculos y diferentes relicarios que han ido variando en la historia.

En 1636 se promulgó un protocolo para preservar el velo. Este decía que se forjarían dos llaves: una que la tendría la abadesa del convento y la otra la ciudad. Este protocolo se sigue realizando hoy en día,  siendo las personalidades más importantes del convento y del ayuntamiento las enccargadas de abrir el monasterio, aunque ahora hay un total de cuatro llaves.

       

Guerra Civil Española y el tiempo de Postguerra

Durante la Guerra Civil el convento fue asaltado por milicianos causando destrozos muy importantes, de hecho, el monasterio tuvo que ser restaurado y el altar mayor reconstruido, pero las monjas pudieron guardar el retablo de 1590 en el que se relatan los milagros. Además, un vecino llamado Vicente Rocamora y el alcalde de la pedanía Antonio Ramos consiguieron entrar en el camarín y recuperaron la Santa Faz, que seguía intecta, hasta que consiguieron llevarla a Alicante, en concreto a la Diputación, donde estuvo escondida hasta el final de la guerra, con el visto bueno del alcalde republicano Lorenzo Carbonell.

Pero en 1938 el gobierno de la república mandó incautar joyas y objetos de valor para fundirlos en lingotes de oro y poder sufragar los gastos de la guerra. El alcalde comunista Rafael Millá y un descendiente de una familia de joyeros alicantinos muy famosos los Amérigo, decidieron catalogar al relicario como “sin valor” para poder salvarlo de la quema y volver a depositarlo en la caja fuerte de la Diputación.

Tras la guerra civil había que restaurar tanto el monasterio, ya que durante la guerra había sido una especie de fábrica de aviones, como el altar mayor; pero había un problema, el dinero. Sin embargo, un conocido comerciante llamado Manuel Prytz, donó para su reconstrucción 150.000 pesetas de 1940, lo que hoy equivaldría a 1,700,000€. Ya en 1942 acabadas las obras del monasterio se retomó la peregrinación que había sido cancelada desde la guerra civil.

La romería más importante de España

Os he contado toda la tradición muy rápido y tengo que confesar que me he dejado bastantes historias por contar. Pero se puede ver como el velo llegó Alicante por un cúmulo de casualidades, y en torno al velo existen varios milagros religiosos, pero también civiles que han llegado hasta nuestros días en escritos de hace siglos.

Cuando Lorenzo Carbonell salvó el velo pronunció una frase que pasó a la posteridad, y que a mí personalmente me encanta, él dijo sobre la Santa Faz: “aixó és un sagrat del poble” y había que salvarlo. En mi opinión no importa que seáis creyentes o escépticos porque por eso existe una tradición religiosa y otra cívica. Es más, esta romería reúne a unas 300,000 personas cada año haciendo que esta romería sea la segunda más importante de toda España, después de la del Rocío. Y vuelvo a citar aLorenzo Carbonell con otra de mis frases preferidas “El alicantinismo es más fuerte que los ideales políticos”.

El último milagro

Para mí, el último milagro de la Santa faz es que hayamos sabido dejar nuestras diferencias políticas o religiosas a un lado, y que hayamos mantenido esta tradición durante más de 500 años. Por eso, os invito a abrazar esta tradición con cariño y respeto porque no importa que seamos religiosos o laicos, lo importante es que somos alicantinos y esta, sin duda, es una tradición que forma parte de nuestra identidad, y todos, a nuestra manera y con nuestras creencias, deberíamos participar, ser parte de ella, para que se mantenga, al menos, durante 500 años más.

Espero que os haya gustado esta entrada, si es así, no dudes suscribirte a nuestro canal de Youtube para seguir conociendo curiosidades de Alicante. Y, cuando quieras, puedes venirte a una de nuestras visitas guiadas, una forma divertida y amena de conocer Alicante, su historia, curiosidades y tradiciones. Puedes reservar una de nuestras visitas guiadas aquí.

Muchas gracias por leerme y, ¡nos vemos pronto!

María Campillo, fundadora, gerente y guía de Free Walking Tours Alicante.

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